"mis ojos sin tus ojos no son ojos"

"mis ojos sin tus ojos no son ojos"
Miguel Hernández

El caramelo

Llegar a Sevilla era emocionante por diversos motivos. Pero lo que más recuerdo eran las sensaciones al entrar en el estudio del abuelo.
Solía representar un ritual.
Nunca entraba sin permiso, y no podía dejar de mirar de reojo aquella habitación desde la sala. Entonces mi abuelo, soltaba su puro, tomaba el bastón y se ponía en pie.
"Ven", me llamaba por fin. Y mientras abría con llave el armario misterioso, yo miraba o fotografiaba: segadores, pescadores, niños en la playa, la vendimia, rejoneo, escudo de los Losada, la "Virgen del Rocío", y La Inmaculada...y un enorme tarro de cristal lleno de pinceles. Entonces él cogía mi mano, y me soltaba uno o dos caramelos en la palma...
Nunca sabré si pensaba que mi inquietud era por los caramelos o por los pinceles. Pero guardo esta imagen como un guiño, una invitación a seguir mirando la pintura, olerla, y sentirla.
Ahora cuando algún amigo me invita a conocer su estudio, vuelvo a encontrar el caramelo.